jueves, 4 de marzo de 2010

Reconstruyendo la esperanza


Las situaciones atípicas como un terremoto de alta intensidad generan conductas atípicas. Van aquí algunas indicaciones para manejar ese tipo de eventos, con formato de “buenas prácticas” para que resulten breves y prácticas.
Con nuestra esperanza de que usted y los suyos estén lo mejor que sea posible.

Para grupos afectados, en momentos de crisis

• DEFINA UN RUMBO

En un desastre natural se pierden las coordenadas de tiempo y espacio, los sentidos se confunden y la mente invierte su lógica. Haga lo necesario para ocupar a la gente en algo, no importa tanto en qué sino que se mantengan ocupados. Hacer algo aunque sea mecánico estabiliza las redes neuronales.

• EVITE LAS ESTAMPIDAS

No permita que la gente actúe en manada, porque generalmente termina lastimándose o lastimando a otros. Divida los grupos (asignando tareas), aísle a los histéricos, organice acciones de protección y confort que aseguren la estabilidad actual del grupo y suavicen el pánico.

• GENERE INFORMACIÓN FRECUENTE

Un grupo sin información multiplica la ansiedad progresivamente. Si usted no accede a información haga del proceso de búsqueda una noticia en sí misma (Fuimos a esperar noticias, buscamos otras fuentes, etc). Los rumores son esencialmente un mecanismo de descarga de tensión ante el vacío informativo: Opóngales un diálogo franco y constante para desarticularlos.

• INSTALE UNA AUTORIDAD

No intente razonar decisiones ni tampoco discuta. Actúe con firmeza pero tono bajo. Impida que los ansiosos “inyecten” sus temores y evite que influencien al resto. Hágase cargo del grupo o, si no es posible, designe un líder o líderes calmados que conduzcan a pequeños grupos, evitando las asambleas y las decisiones deliberativas.

No tenga pudor: El capitán menos experto es mejor que un barco a la deriva o conducido por alguien desequilibrado.

Para las personas afectadas, en momentos de crisis

• EVALÚE EL TIPO DE SHOCK

Frente a eventos catastróficos algunas personas se paralizan, otras reaccionan compulsivamente haciendo lo innecesario y un tercer grupo reclama lo que no hay. A los primeros póngalos al cuidado de alguien, a los segundos déjelos hacer y si puede oriéntelos hacia algo útil y a los terceros desígnelos a cargo de algo, intente que conviertan su energía quejosa en energía organizadora, con lo que hay a mano.

• PROVOQUE DIÁLOGOS EMOCIONALES

Trate de lograr que la gente converse sobre sus emociones, que explique con detalles una y otra vez lo que sintió en el peor momento. Contar es un modo de descargar la energía asociada a las emociones. Pregunte y escuche con paciencia aunque le hayan contado diez veces lo mismo. Cuando no se habla, las emociones conservan su carga original y mantienen el sufrimiento psíquico.

• ESTIMULE EL CONTACTO CORPORAL

Lo psíquico, anímico o emocional no está en la cabeza, sino en todo el cuerpo. Un abrazo, una caricia, un masaje suave, una elongación asistida, permiten que el cuerpo castigado por situaciones impactantes retome gradualmente sus equilibrios extraviados.

• NO DISFRACE LAS SITUACIONES

Acepte lo que le cuentan sin disfrazarlo ni descalificarlo. Si alguien tiene miedo, no importa que haya o no motivos: Tiene miedo. Si alguien está desesperado porque cree que se terminó el mundo, contenga su desesperación. Sea prudente con lo que dice pero no mienta. Es mejor el silencio comprensivo que las razones engañosas.

• CUÍDESE

Si por su jerarquía, su rol o su interés debe ayudar a otros, lo primero es que usted no caiga en el abatimiento o el estrés por exceso de carga emocional. Si debe contener a mucha gente, tómese 10 minutos cada 2 horas, aléjese a un lugar solitario y trate de relajarse estirándose, meditando, rezando, sacudiendo los brazos o saltando para recargar las pilas.

Luego de las situaciones de crisis

• LAS HERIDAS NECESITAN TIEMPO

Las heridas emocionales tardan tanto en cicatrizar como las corporales. No es esperable que todos reaccionen adecuadamente 4 ó 5 días después de la catástrofe. Regule sus exigencias de eficiencia hasta que pase más tiempo.

• RESCATE LO QUE HAY

Cualquiera sea la magnitud de la pérdida, es posible concentrarse en lo perdido o en lo que se conserva. Ayude a ampliar la perspectiva gradualmente. Vivir es un reto de balance constante entre lo que se extravía y lo que se conquista.

• DESALIENTE EL AISLAMIENTO PROLONGADO

Toda situación de duelo requiere contar con espacios de privacidad, pero luego es aconsejable comenzar a reconectarse con el mundo. Nadie es realmente propietario de sus bienes materiales, pero sí es tesorero de sus relaciones familiares y sociales. Promueva que se reestablezcan las redes amistosas.

• OTÓRGUELE SENTIDO A LA EXPERIENCIA TRAUMÁTICA

Busque la “lección de vida” incluida en la situación, ya sea cuidar más los afectos, vivir más armónicamente o recordar que los temas pendientes no tienen plazos eternos.

• ENFOQUE EL FUTURO

Intente instalar proyectos desafiantes, que estimulen la creatividad. Si se trata de reconstruir algo, que no se construya algo igual a lo anterior sino mejor, más eficiente o más bonito. Aproveche el cambio no deseado para desplegar creatividad e inteligencia, que no cuestan más y le dan sentido a la vida.

• PREPARE UN BUEN PLAN DE CONTINGENCIA

Los planes de contingencia deben imaginarse para situaciones especiales donde nada funcione como se espera. Diseñe su plan sin confiar en los recursos disponibles bajo situaciones de normalidad (Internet, teléfonos de red fija, etc.)

Para la empresa, prepare el plan y ensaye un simulacro al menos una vez al año. Para sus asuntos personales, también. ©
 
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